Franco tiene una relación conflictiva con los animales, los respeta, jamás les haria daño, pero no le gusta que un perro, por ejemplo, le lama las manos o la cara, o que se suba a una cama, que este en la casa como un miembro más. Por supuesto perro no tenemos.
Esa falta de afinidad con el mundo animal le acarreó más de un susto o inconveniente, porque sin duda los animales intuyen su falta de afinidad para con ellos.
Asi fue que hace muchos años fuimos al zoológico de Cutini,que estaba en General Rodriguez, provincia de Buenos Aires. En ese zoológico los animales no peligros estaban sueltos, burros, llamas, avestruces, seguian a los autos para que sus ocupantes les den de comer. Tenian muy en claro que esas bolsitas que vendian a los visitantes contenian lo que ellos tanto deseaban.
La realidad es que metian la cabeza por las ventanillas abiertas de los autos y de alguna manera uno se sentia como acosado. Cuando Franco logró estacionar el auto, bajo y empezó hacer gestos con las manos y diciendo juera juera! para apartar a los insistentes animalitos. Todos comprendieron y se fueron retirando, el resto de la familia (o sea quien suscribe el presente post, mis dos hijos mayores, en ese entonces de 9 y 6 años y mi mamá), todavía estabamos en el auto, cuando vimos con asombro como un burro no sólo no se alejó sino que lo siguió a Franco y le mordió el traste. Franco gritaba y el burro no cedía mientras de costado se veían sus dientes como riendo. Los 4 integrantes de la familia en el interior del auto no podiamos parar de reir, finalmente le tiramos toda la bolsa de comida y pudo más la gula que la venganza. A Franco le quedó el cachete de su traste marcado pero sin mayores consecuencias porque tenía un pantalón vaquero grueso. Lástima que en esa época no había máquinas de fotos digitales para haberlo filmado. Es el día de hoy que nos acordamos y no paramos de reir y Franco de reprochar que frente a su desesperación no haciamos nada.
En el barrio hay un perro callejero que come de lo que le dan los vecinos, que nunca nadie pudo hacer entrar porque para él su casa son las cuadras que cuida con gran celo porque auto, moto, o bicicleta que pase por la calle le ladra y le tira tarascones. Es un perro medianito y muy gallito, le hace frente a todos. Franco no lo tolera por las veces que vió que pasa una mamá con el carrito de bebé y el perro se la va encima. Nunca mordió a nadie, supungo que sólo quiere dejar en claro que es su territorio. A los vecinos no nos hace nada, pensará que somos parte de su manada.
Como Franco siempre lo hecha y le amaga como que va a tirarle algo, en cuanto lo ve llegar en el auto o caminando se aleja, excepto cuando hay algún vecino de esos que lo acarician y tratan de domesticarlo, entoncés se la va encima, le ladra y le gruñe, hasta que el vecino le dice "quieto John! (también le dicen Mate Cocido porque una vez en una pelea se lastimó la cabeza y le pusieron puntos).
En fin hay muchas anecdotas por ahora les dejo esta y espero les saque al menos una sonrisa.